Hasta hace relativamente poco tiempo, unos 2 o 3 años quizás, la ciberseguridad era considerada una necesidad exclusiva para las empresas, por la cantidad de dinero que manejaban, por la información sensible que manejan, entre otras circunstancias; sin embargo, hasta ese entonces incluso muchas empresas tampoco la consideraban una necesidad real para el negocio.
Sin embargo, a la fecha, y cada día a una velocidad mucho mayor, el mundo en que vivimos exige que estemos a la vanguardia en protección de la información, a través de diferentes soluciones que protejan todos los dispositivos, desde Smartphones, Laptops, Computadores personales en los entornos más conservadores, hasta la lavadora, la cámara de seguridad, el monitor de los bebés, y hasta las impresoras de hogar; esto en un entorno cada vez más ávido de dispositivos conectados, y de oportunidades para los ciber criminales que evolucionan sus formas de ataque, a casi mayores velocidades de las que es viable evolucionar para las formas de defensa de los datos, el activo más importante para las personas y para las empresas de todos los tamaños.
Hoy en día, una falla en la seguridad puede amenazar tanto la calidad de vida de una persona y su familia, bien sea por un crimen financiero (si bien cada vez las entidades financieras están más obligadas a implementar soluciones que protejan a sus clientes), o por divulgación de información sensible, como puede afectar a una empresa llevandola, en escenarios muy profundos, a la quiebra y cierre absoluto, generando una insolvencia económica, y afectando en ese escenario la calidad de vida de decenas, cientos, o hasta miles de personas de manera simultanea al amenazar sus empleos.
Es por lo anterior que el mundo en general está cada vez más convencido, que invertir en seguridad de la información es cada día una necesidad más apremiante para las personas y para las empresas, con el fin de proteger no solo su información, sino también su calidad y estilo de vida.
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